Cuando el enorme bosque comenzó a incendiarse, cada animal asustado, se lanzó a correr… La mayor parte dejó las llamas atrás y cruzó a la otra orilla del río, salvando su vida. Desde allí veían como todo desaparecía bajo el fuego… De pronto uno de ellos vio que un pequeño picaflor hacía algo extraño. Con su pequeño pico tomaba agua del río, volaba hasta el incendio y dejaba caer gotitas de agua sobre las llamas. Los animales, al verlo comenzaron a reírse; y le preguntaron si no se sentía ridículo haciendo eso… El picaflor los miró y les contestó: yo, simplemente, estoy haciendo mi parte. Al entender su actitud cada animal comenzó a juntar agua del río y llevarla de alguna manera hacia el incendio hasta apagarlo. Relacionado DEPENDE DE LA FORMA CUENTOS CORTOS, PELA TU FRUTA