Recurrir compulsivamente al sexo, indica la necesidad de llenar nuestra soledad o vacío existencial, con agentes externos que alimenten nuestra autoestima.
La hipersexualidad implica, habitualmente, un gran consumo de pornografía, múltiples citas o encuentros sexuales en una sola noche con desconocidos.
La adicción sexual también puede llamarse comportamiento sexual compulsivo o compulsividad sexual, ninfomanía (en mujeres) o satiriasis (en varones) y se refiere al fenómeno en el que los individuos son incapaces de controlar su comportamiento sexual.
A medida que se aumenta la obtención de placer sexual la situación empeora puesto que con él se cubre una verdadera carencia afectiva o necesidad, podríamos decir que el placer rápido del encuentro sexual se convierte en una especie de alivio temporal o antídoto. El adicto, no está satisfecho consigo mismo, no tiene control sobre las acciones que realiza a pesar de que su conducta le obliga a padecer por ello un estado de ánimo negativo. A medida que pase el tiempo, necesitara más y mejores estímulos para calmar su necesidad, aunque ese placer sólo sea momentáneo y en breve regrese a un circulo autodestructivo, en búsqueda de nuevos objetivos que sacien su inquietud.
El sexo es bueno y necesario en la vida del adulto pero cuando el deseo de mantener relaciones sexuales es demasiado frecuente y la búsqueda de satisfacción del mismo ocupa gran parte del día a día, o interfiere de manera significativa en la vida, se puede convertir en una adicción y al igual que las demás adicciones debe ser tratada con respeto, entendiendo que la persona sufre por esto.
Laura Maffia
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