Morder es una conducta muy común en los niños pequeños. Las razones por las que los niños
muerden a otros cambian de niño a niño.
Los niños pueden morder, si no son capaces de manejar una situación o si se sienten paralizados por el miedo, el enojo o la frustración, por ejemplo. O bien también pueden morder porque alguien les mordió a ellos primero.
Los mordiscos se acostumbran producir durante una pelea, cuando se sienten agobiados o cuando temen que les vayan a hacer daño. Un cambio importante en sus vidas, como la llegada de un nuevo bebé a la familia o cambiar de casa también pueden causar problemas emocionales que desembocan en comportamientos agresivos. A menudo, los niños muerden solamente para ver qué efecto tendrá, porque están alborotados o excesivamente estimulados, o como expresión equivocada de amor.
Los niños pequeños a menudo muerden como consecuencia de la frustración, el coraje,la rabia o la agitación. Es importante que los padres y las personas que cuidan a los niños estén alertas a estas situaciones para entender la causa de este comportamiento.
Hay muchas medidas que se pueden tomar para prevenir y resolver el problema.
- Poner límites. Para prevenir el problema de las mordeduras, los padres y educadores deben de marcar bien los límites antes de que los niños se junten para jugar. Las reglas deben ser simples y claras, como tomar turnos y compartir. Los padres y educadores deben esforzarse por que estas reglas se cumplan.
- Elogiar. Los padres y educadores deben felicitar a los niños por portarse bien. Los elogios sirven como premio a la buena conducta. También en necesario dar reconocimiento y premios a los niños que se portan bien en lugar de a los niños que se portan mal.
- Supervisar de cerca el juego. Los padres y educadores deben poner especial atención a lo que pasa en el juego de los niños. Ellos deben de intervenir antes de que el juego esté fuera de control. Organizando los períodos para jugar y así se pueden disminuir las circunstancias que causan las mordeduras.
- Poner atención a lo que se enseña. Los padres y educadores que utilizan los gritos, los azotes, u otro tipo de conductas agresivas como métodos de disciplina, corren el riesgo de enseñarles a los niños que la conducta agresiva es adecuada en ciertas ocasiones, y sobre todo para resolver los problemas. Los adultos que golpean, gritan y/o arrojan cosas cuando están disgustados enseñan a sus hijos a ser agresivos cuando están enojados.
Que hacer?
- Ofrecer alternativas. Los padres y educadores deberían mostrar a los niños lo que pueden hacer en lugar de morder. Por ejemplo, “En lugar de morder cuando tú te enojas, ¿porqué no te retiras del grupo?”. O “En lugar de morder cuando te enfadas, pídele ayuda a la maestra.” En seguida se les pide a los niños que repitan las alternativas para ver si lo entendieron bien.
- Pedir ayuda profesional si el problema persiste. Si morder se convierte en un problema permanente, aún cuando se ha tratado de intervenir, puede ser necesario buscar ayuda de un profesional, para encontrar las causas del problema y eliminar esta conducta.
Laura Maffia
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