La codicia es el deseo de acumular bienes, esta relacionado intimamente con la avaricia , dese el punto de vista religioso la codicia esta vista
como un pecado que aleja a la persona de la vida espiritual.
"Tres cosas hay destructivas en la vida: la ira, la codicia y la excesiva estima de uno mismo."
"Si un individuo posee la base espiritual necesaria, no se dejará vencer por la tentación tecnológica y la locura de poseer. Sabrá encontrar el justo equilibrio, sin pedir demasiado. El peligro constante es abrir la puerta a la codicia, uno de nuestros más encarnizados enemigos, y ahí reside el verdadero trabajo del espíritu."
La CODICIA nos impide crecer como sujetos sanos,somos seres sociales por excelencia y esto implica la solidaridad, los sujetos codiciosos, generalmente están solos, carecen de buena moral, ya que poco le importa el otro a la hora de acumular bienes o quitárselos a los demás, no poseen empatía estan llenos de egoísmo.
Una persona codiciosa vive su VIDA observando lo que los demás poseen para tenerlo, y padecen al no tener todas esas cosas, lo que generalmente deriva en la envidia. Estos sentimientos suelen dañar a las personas ya que pierden el verdadero sentido de la propia superación para pasar a dañar a otras personas, solo por el simple hecho de querer obtener lo que los demás tienen.
Hay una delgada linea entre la ambición y la codicia, y esta linea esta separada por la percepción de ese sentir, si la idea es la de superarse y esforzarse por tener lo que se ha querido sin estar viendo que tienen los demás, podemos hablar de una persona con ambición, sin embargo, si el motivo es estar viendo lo que los otros tienen para quererlo, igualarlo o superarlo,sin importar el bienestar del otro, entonces hablamos de una persona codiciosa, que esta sufriendo de avaricia y seguramente de envida
cuento " la codicia"
Cavando, para montar un cerco que separara mi terreno de el de mi vecino, me
encontré enterrado en mi jardín, un viejo cofre lleno de monedas de oro.
A mi no me intereso por la riqueza, me intereso por lo extraño del hallazgo,
nunca he sido ambicioso y no me importan demasiado los bienes materiales,
pero igual desenterré el cofre.
Saqué las monedas y las lustre. Estaban tan sucias las pobres...
Mientras las apilaba sobre mi mesa prolijamente, las fui contando...
Constituían en si mismas una verdadera fortuna. Solo por pasar el tiempo,
empecé a imaginar todas las cosas que se podrían comprar con ellas.
Pensaba en lo loco que se pondría un codicioso que se topara con semejante
tesoro. Por suerte, por suerte...no era mi caso...
Hoy vino un señor a reclamar las monedas, era mi vecino. Pretendía sostener
en un miserable que las monedas las había enterrado su abuelo, y que por lo
tanto le pertenecían a el.
Me dio tanto fastidio que lo mate...
Si no lo hubiera visto tan desesperado por tenerlas, se las hubiera dado,
porque si hay algo que a mi no me importa son las cosas que se compran con
dinero, eso si, no soporto la gente codiciosa...
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