Si a los 40 años, estamos satisfechos con nuestros logros, sería un festejo de alcanzar los objetivos que nos hemos propuesto, tenemos un oficio o profesión logrados, o formamos nuestra familia, o ambas y quizás sea momento de relajarse y comenzar a disfrutar un poco de las cosas que tenemos, para un poco con la prisa, el estress, poder tomarse esos fines de semana para descansar un poco, disfrutar más de la pareja, poder salir con amigos sin pensar tanto en que tenemos niños chicos...
Cumplir los 40 puede ser un muy buen momento en nuestras vidas, empezar a decir no, hay que destacar que no todo el mundo tiene crisis en esta edad, pero, si las hay, pueden ser una oportunidad para que, en esta época de búsqueda de uno mismo, podamos cambiar aquello que queramos cambiar y también aceptar los cambios que no podemos evitar. afianzarnos en el trabajo, compartir nuestro tiempo libre con nosotros mismos, darnos más "permisos".
Los cuarenta nos van preparando para lo que viene. Sin duda es una etapa de cambios que se imponen.
Apuntar a nuestro crecimiento personal, espiritual,por que no, estudiar aquello que nos quedo pendiente de otro momento de la vida y que no pudimos hacer por que gano el hacer dinero o criar nuestros hijos.
En todas las etapas de la vida hay aspectos positivos y negativos. Por decirlo de otro modo, las edades buenas o malas no dependen tanto de los años como del modo en que sabemos disfrutarlas y aprovecharlas.
Y si no has alcanzado todo aquello que buscabas, puedes empezar a hacerlo, muchas veces las crisis son sinónimo de oportunidad, ahora puedes hacer todo aquello que postergaste años anteriores, cada etapa en la vida, es mejor que la otra, eso depende de como la mires, hay que animarse a vivir la vida de la mejor manera posible, por ahora solo sabemos que hay una y tenemos que aprovecharla al máximo.
Libérate, haz aquello que deseas, no des explicaciones, suelta lo que no quieres en tu vida,mejor es hacer que decir. Decir adiós a lo que fue y hola a lo que viene es abrirse a la vida.
A los 40 suele aparecer la aceptación de uno mismo. Una se conoce ya más que nadie, ya sabe quién es y nadie va a venir a contarle un cuento chino. Terminó la búsqueda donde no hay pero si aún no terminó, hay que decidirse a pagar un buen psicólogo. No se trata de conformarse con quien se es, sino más bien de aprender qué se quiere y cómo se lo quiere.
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