Las personas altamente sensibles suelen presentar una elevada empatía.
Aprende a gestionarla. Intenta sobre todo no impregnarte de las emociones ajenas hasta quedar atrapado por ellas
Las personas altamente sensibles no temen a la soledad. Son esos instantes en que pueden conectar más íntimamente con ellos mismos, con sus pensamientos, libres de apegos, lazos y miradas ajenas.
Que te guste la soledad no significa que seas una persona solitaria. Cada persona presenta unas necesidades personales, unos canales de expresión, unos contextos donde realizarse.
Quien te aprecie y te comprenda lo entenderá. Haz entender a tu pareja y amigos que esa preferencia no significa que los quieras menos. Hay momentos que necesitas de tu propia compañía y eso no es malo. Forma parte de tu forma de ser y como tal, deben entenderlo.
Establece a diario esos instantes de intimidad contigo mismo. Deben servirte para “recargar pilas” después del trabajo o de esas situaciones que a menudo, te dejan agotado psicológicamente.
Entiende (y acepta) que los demás no vibren al mismo nivel emocional que tú.
Que los demás no vean o sientan como tú lo haces no significa que sean diferentes a ti. Cada cual responde al mundo con una intensidad.
La alta sensibilidad no se cura. Se potencia y se aprende a vivir de forma eficaz con ese don. Porque las personas altamente sensibles vienen al mundo con ello y deben aprender a hacerlo suyo sin que duela, sin que limite. Asumir cada característica te permitirá ir generando con el tiempo toda una revolución interior
Una vez hayas descubierto tu propio ser y tus facultades, encuentra tu equilibrio y fomenta tu crecimiento personal. Eres único y vives desde el corazón. Anda en paz, anda en seguridad, y sé feliz.
Pon un propósito en tu vida.
Trabaja la autoconfianza, la independencia emocional. Identifica tus miedos e intenta manejarlos con mayor solvencia.
5 minutos más de lectura
Aprende a gestionarla. Intenta sobre todo no impregnarte de las emociones ajenas hasta quedar atrapado por ellas
Las personas altamente sensibles no temen a la soledad. Son esos instantes en que pueden conectar más íntimamente con ellos mismos, con sus pensamientos, libres de apegos, lazos y miradas ajenas.
Que te guste la soledad no significa que seas una persona solitaria. Cada persona presenta unas necesidades personales, unos canales de expresión, unos contextos donde realizarse.
Quien te aprecie y te comprenda lo entenderá. Haz entender a tu pareja y amigos que esa preferencia no significa que los quieras menos. Hay momentos que necesitas de tu propia compañía y eso no es malo. Forma parte de tu forma de ser y como tal, deben entenderlo.
Establece a diario esos instantes de intimidad contigo mismo. Deben servirte para “recargar pilas” después del trabajo o de esas situaciones que a menudo, te dejan agotado psicológicamente.
Entiende (y acepta) que los demás no vibren al mismo nivel emocional que tú.
Que los demás no vean o sientan como tú lo haces no significa que sean diferentes a ti. Cada cual responde al mundo con una intensidad.
La alta sensibilidad no se cura. Se potencia y se aprende a vivir de forma eficaz con ese don. Porque las personas altamente sensibles vienen al mundo con ello y deben aprender a hacerlo suyo sin que duela, sin que limite. Asumir cada característica te permitirá ir generando con el tiempo toda una revolución interior
Una vez hayas descubierto tu propio ser y tus facultades, encuentra tu equilibrio y fomenta tu crecimiento personal. Eres único y vives desde el corazón. Anda en paz, anda en seguridad, y sé feliz.
Pon un propósito en tu vida.
Trabaja la autoconfianza, la independencia emocional. Identifica tus miedos e intenta manejarlos con mayor solvencia.
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