Durante miles de años, la gente sostuvo la creencia de que era imposible para un ser humano, recorrer una milla de
distancia en menos de cuatro minutos. En 1954, sin embargo, Roger Bannister rompió esta imponente barrera. Se dispuso a conseguir lo imposible, no solo mediante una excelente preparación física, sino también mediante la creación de referencias mentales que lo apoyaran en la creencia de que esto era posible. Nadie había sido capaz de hacerlo en toda la historia de la raza humana, pero un año después que Roger rompiera esa barrera, ya lo habían conseguido treinta y siete competidores.
Esta experiencia les proporcionó referencias lo bastante fuertes como para crear la sensación de certidumbre (creencia) de que ellos podían “hacer lo imposible”. Un año más tarde ya eran trescientos los corredores que pudieron hacer lo mismo.
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