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Ayudar a nuestros hijos a resolver problemas.

Ayudar a nuestros hijos a resolver problemas.


Lo primero es separar al niño/a  del problema, es decir que no sienta que él/ella es el problema, que está fuera de ellos, lo que les ayuda a situarlos en un nuevo marco de referencia.

Una estrategia que podemos usar es que los niños consideren el problema como su enemigo, que les pongan nombre. El nombre debe ser un sustantivo que los enoje, para que se revelen contra él y luchen para vencerlo. 

El paso que sigue es poner por escrito el problema, de esta forma la distancia entre el niño/a y el problema aumenta, la visión del mismo no es tan angustiosa y facilitará encontrar solución y también que es lo que lo generó.

Lo que se busca es que los niños externalicen y ataquen sus problemas y conflictos.

La creación de imágenes mentales es una herramienta para reducir la angustia psicológica. Se distrae la parte pensante del cerebro, las imágenes pueden debilitar los impulsos nerviosos evocados por la aflicción y es un factor clave para poner en marcha un sistema interno de alivio del dolor. 

Podemos utilizar esta técnica para ayudarles a enfrentarse a distintas situaciones: el dentista, un examen, la lectura de una poesía ante toda la clase,...

Hay que tener en cuenta que la imagen que les propongamos debe ser acorde a su edad. Antes de proponerle la imagen asegurarnos de que el niño/a esta cómodamente sentado y relajado. A continuación describiremos la imagen con todo detalle, hablando lentamente pero con emoción, sin prisa. Las imágenes tienen más sentido para los niños si se crean utilizando elementos con los que se sientan familiarizados, podemos utilizar un títere o un muñeco.

Utilizar el juego para enseñar a nuestros hijos a resolver los problemas es quizá la mejor estrategia.

 El juego del intercambio de ideas es un ejemplo, propone que los niños generen el mayor número posible de soluciones a un problema y que después escojan la alternativa más adecuada. De esta forma les ayudamos a que se enfrenten con el problema con más flexibilidad y creatividad.

Primero utilizaremos los problemas interpersonales apropiados a la edad (miedo a la oscuridad, burlas de los compañeros,...) Después introduciremos problemas relacionados con experiencias cotidianas. Por ejemplo no todos los niños de la clase se burlan de ti, en realidad sólo son dos niños de treinta, solo hay dos niños a quién no le caes bien al resto sí.

La práctica ayudará a los niños a solucionar los problemas y hará que se sientan capaces de hacerlo, a tener confianza en sí mismos.

Para los niños de mayor edad y los adolescentes, partiremos de planificar la secuencia lógica de acciones que tienen como resultado alcanzar la meta deseada, comprender los pasos que se dan y usar distintas estrategias para vencer las dificultades.


Las habilidades prosociales

Goldstein ha desarrollado un programa para la adquisición de estas habilidades enunciados en siete pasos:

 Enseñar a los niños la importancia de frenarse para pensar detenidamente las cosas.

 Enseñar a los niños a identificar y definir el problema.

 Enseñarles a reunir la información desde su propia perspectiva, incluyendo opiniones, hechos e información desconocidos.

 Enseñarles a reunir información desde la perspectiva de los otros, incluyendo lo que se puede hacer o decir y que obstáculos pueden anticiparse.

 Enseñarles a evaluar las consecuencias y los resultados, incluyendo la manera de decidir entre varias elecciones posibles y anticipar que ocurrirá en respuesta a acciones y palabras específicas.

 Lograr que ellos practiquen todo el proceso de resolución de problemas reforzando cada paso individual y alentándoles a persistir hasta alcanzar una solución bien pensada.

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