Se estima que entre el 1,8 y el 5,8% de las mujeres sufren este problema, vinculado al ciclo menstrual. Se trata de una gran labilidad afectiva, con disforia y ansiedad, que aparece durante la etapa
premenstrual del ciclo y desparece apenas comienza la menstruación.
En este caso, la mujer sufre cambios de humor repentinos y se muestra más irritable que de costumbre, por lo que suelen aumentar los conflictos interpersonales. También puede sentirse deprimida o agobiada, pierde el interés por las actividades que antes disfrutaba y experimenta cambios en sus hábitos de sueño y alimentación. Obviamente, para realizar el diagnóstico del trastorno disfórico premenstrual es necesario que estos síntomas provoquen un malestar significativo o que interfiera en las actividades cotidianas y dañe sus relaciones interpersonales.
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