Las personas que poseen grandeza, no hacen sentir al otro inferior, muy por el contrario, son grandes porque son humildes, bondadosos, respetuosos con los demás, solidarios, esa es la única manera de crecer, de tener un gran espiritu y un alma enorme.
«Procura ser tan grande que todos quieran alcanzarte y tan humilde que todos quieran estar contigo» COHELO, PAULO
Dentro de cada uno de nosotros hay grandeza, y esa grandeza no solo desea con ardiente pasión mostrarse, salir y brillar, también es la luz que guía a otros en el camino de hacerse grandes.
El ego inseguro no sabe apreciar la grandeza, y por eso ante su presencia surge la sensación de su menor valía. Y lejos de tomar consciencia de lo que realmente pasa, responsabilizamos a la grandeza de la otra persona de hacernos sentir inferiores.
La insatisfacción por no mostrar nuestra grandeza nos lleva a impedir la grandeza de los demás, nos hace tener EGOISMO y nos conduce a malgastar nuestra energía en envidiar, en criticar, en juzgar, en reprochar, en limitar la grandeza que está pidiendo salir a nuestro alrededor.
Vivir siendo grandes es un gran acto de generosidad pues supone dar a los demás lo mejor de nosotros mismos
Nuestra grandeza nos hace humildes, y ayuda a otros a ser más grandes.
Según ABRAHAM MASLOW todos nacemos con un potencial ilimitado para autodesarrollarnos. CARL ROGERS también afirma que en toda persona hay una tendencia natural e innata a la actualización de su potencial. Y sin embargo son muy pocas las personas que logran realizarse plenamente.
La razón según ABRAHAM MASLOW está en que no sólo tememos lo peor de nosotros (la SOMBRA que diría CARL JUNG) sino también lo mejor, nuestras máximas posibilidades y explendor (la luz).¿Cómo hubiera sido la historia si Mandela, CALCUTA, MADRE TERESA , Vicente Ferrer, MARIA MONTESSORI y otros muchos hubieran renunciado a su grandeza?
No realizarnos plenamente como personas nos impide ser felices, nos frustra, nos puede llenar de ira, de tristeza, de resentimiento, hacernos caer en la depresión, y provocar otras muchas emociones negativas, que contaminan no solo nuestro mundo interior, sino el mundo que nos rodea y el de otras personas, produciendo un efecto resonante emocionalmente negativo.
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