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Ciberacoso

 

Ciberacoso

Los niños y los adolescentes son las víctimas potenciales del ciberacoso más vulnerables, por lo que es fundamental que se les eduque sobre los riesgos de las redes sociales y su uso.

El uso de todas las posibilidades que ofrece internet, incluida la del anonimato, hace que el ciberacoso pueda darse prácticamente en todos los ámbitos de la vida de la víctima y con mayor frecuencia: educativo (colegio, instituto y universidad), trabajo, actividad social o relaciones de pareja. Y el problema fundamental es que, en general, al no conocerse la identidad del acosador la simple denuncia ante la policía en la mayoría de los casos no es suficiente para abrir una investigación que permita identificarlo y llevarlo a los tribunales.

Algunas consecuencias directas del acoso electrónico en cualquiera de sus vertientes son:
  
Estrés.

Ansiedad.

Terror.

Depresión.

Impotencia.

Somatización del problema con la aparición de enfermedades de todo tipo.
Incluso el suicidio.


El perfil del cibercosador es el de una persona fría, con poco o ningún respeto por los demás. Es un depredador que puede esperar pacientemente conectado a la red, participar en chats o en foros hasta establecer contacto con alguien al que decide convertir en su víctima

En este sentido el ciberacoso es un medio ideal para psicópatas, pederestas, narcisistas, etc., cuya motivación para el acoso gira en torno al sexo, la obsesión amorosa, el odio, la envidia, la venganza, la incapacidad de aceptar un rechazo o simplemente el placer de someter a su víctima.

Muchas de las acciones calificadas como ciberacoso son en la actualidad constituivas de delito, por lo que deben ser inmediatamente denunciadas ante la policía.


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