Dolor crónico
Puede afectar negativamente a la calidad de vida, impidiendo desarrollar una actividad normal hasta el punto de dejar de hacer cosas que les agradan e incluso recluirse en casa y caer en un estado depresivo.
El dolor tiene componentes cognitivos emocionales y conductuales, de modo que su objetivo es eliminar las conductas causadas por el dolor
Hay que diferenciar el dolor del sufrimiento. El primero es una reacción física y objetiva con la que el organismo responde a un problema concreto. El segundo es meramente una reacción emocional y además subjetiva.
Una reacción emocional negativa, , puede incluso a intensificar el dolor y limitar aún más la capacidad de desarrollar cualquier actividad. En este caso lo que en realidad aumenta es el sufrimiento, que llega a tener consecuencias más negativas para la calidad de vida que el propio dolor físico.
Tratamiento
Relajación: se basa en la hipótesis de que el dolor genera tensión y ansiedad, lo que puede causar un aumento de la intensidad con que se percibe. La aplicación de técnicas de relajación favorece una disminución de la actividad adrenérgica y un incremento de la parasimpática, reduciendo así la tensión y la ansiedad y, como consecuencia, la percepción del dolor.
Biofeedback: el organismo dispone de mecanismos que le permiten modular el dolor mediante la producción de opioides endógenos. Esta técnica tiene como objetivo normalizar los sistemas naturales de regulación fisiológica que están alterados. Hay evidencias clínicas de su eficacia en pacientes con dolor causando por una lumbalgia crónica, cefaleas y trastornos temporomandibulares.
Hipnosis: según los datos disponibles en la literatura científica esta técnica tiene una eficacia similar a la de relajación. Puede servir para que el paciente se concentre en un estímulo concreto y relegue el dolor a la parte inconsciente.
Terapia de aceptación y compromiso: se trata de que el paciente acepte el dolor y se comprometa a luchar por objetivos vitales, en vez de mantener una estrategia de evitación para afrontar el dolor.
Mindfulness: guarda cierta similitud con la terapia de aceptación, ya que persigue que el paciente acepte el dolor y reduzca la evitación, además de adquirir un mayor control de los procesos de atención relacionados con la percepción del dolor.
Escritura emocional: se ha introducido recientemente en el tratamiento del dolor crónico y puede ser muy útil para facilitar la comunicación con las personas del entorno (familia y amigos).
Terapia cognitivo-conductual: son las más empleadas en el tratamiento del dolor crónico y se ha demostrado que, junto a un tratamiento médico adecuado, permiten reducir el dolor y los estados de ánimo negativos
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