El miedo a volar puede ser una fobia en sí misma, sustentada generalmente por la posibilidad de sufrir un accidente; un riesgo que, sin embargo, es menor que en cualquier otro medio de transporte, especialmente el coche.
En ocasiones, sin embargo, la aerofobia tiene otros componentes que pueden agravarla, como es la claustrofobia o el miedo irracional a la altura (acrofobia).
consejos que pueden ser muy útiles si, pese a sufrir aerofobia, se ha de viajar en avión:
Lo mejor es elegir un asiento de pasillo para evitar mirar por la ventanilla.
La lectura, la música u otras distracciones similares
No tratar de ahogar el miedo en alcohol
Evitar el estrés el día del vuelo, afrontando la jornada relajadamente y sin prisas
No evitar pensar en el hecho de que debe volar. Muy al contrario, es bueno revisar mentalmente cómo va a desarrollar la jornada en la que se va a viajar en avión
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