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Empatía,ecpatía y antipatía.

 


El nuevo término ecpatía es el proceso consciente de separación de los sentimientos y circunstancias del otro.

Básicamente, es la estrategia de equilibrio establecida para protegerse a sí mismo de las consecuencias provocadas por la “fatiga por compasión”, síndrome que aparece cuando nos concentramos solo en las emociones del otro sin tomar en cuenta las propias; es decir, vivir los problemas, las tristezas o la baja autoestima ajena y permitir espacios en los que nos afecten como si fueran nuestras.

Sin embargo, no debemos confundir ecpatia con antipatía. 

La antipatía es un sentimiento que conlleva actitudes negativas hacia otra persona, demostraciones de rechazo casi visceral e inconsciente a un ser humano y sus circunstancias. 

En contraposición, la ecpatia es un complemento vital de la empatía, es el peso que equilibra la balanza para la protección emocional y psicológica de uno mismo.

Por otro lado Ecpatía no es lo mismo que la frialdad, la indiferencia o la dureza afectiva característica de las personas carentes de empatía, sino que es una maniobra o acción mental positiva compensadora de la Empatía, no su mera carencia.

Otra característica que nos produce la empatía es la llamada Fatiga por compasión (Figley, 1995), un término que se aplican a quienes padecen sufrimiento emocional como consecuencia del trabajo que realizan en servicios de apoyo y ayuda a personas con enfermedades o problemas graves

Actuar de manera ecpática no significa ser indiferente o ignorar lo que podría estar sucediendo.

 La ecpatia es un recurso mental que registra la capacidad de involucrarse con los demás desde un nivel sano. Aplicada en su justa medida, evita el surgimiento de procesos manipulativos, maltrato psicológico y el burnout emocional innecesario.

Mientras la empatía comporta metafóricamente hablando ponerse en el lugar del otro/a, la ecpatía comportaría ponerse en el propio lugar, y bien es sabido que ambas cosas son necesarias


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